Estrella Rosa
.
-El juego es muy sencillo, solo tienes que platicar algo que te pasó, las reglas son las siguientes:
Quien escuché tal confesión no debe decirlo a nadie, ninguna de nosotras tres podemos revelarlo.
-Pero... -
-¿Me dejas terminar?-
-Es qué yo...-
-Puedes o no?-
-Bueno, continua-
-Continuo con las reglas:
*Quien escuche tal historia no debe decirle a nadie, de hecho debe aparentar que nunca pasó.
*Debe ser algo que sea cierto, o si es inventado tiene que establecerlo desde el primer momento
*Tiene que contar su historia hasta el final-
-Niñas niñas dejen a la paciente descansar-
-No se preocupe enfermera, solo vamos a jugar-
-Espero que no te altere mucho, ahora traigo tus pastillas, tu terapia ya va a empezar en media hora-
-¿Continuamos?-
-Sí, esto es interesante-
-¿Pero si tenias miedo?-
-Quería decir algo Roderika, pero ahora estoy más concentrada en el juego-
-Bueno, no es muy complicado ¿Empezamos?-
-Yo primero Roderika, Yo primero!-
-Adelante Ágata-
-Yo empiezo, esto fue verdad, estuve escondida en la cocina, papá mecía con sus toscas manos a la figura de mamá, mamá sin embargo tenia una expresión triste y llorosa, no soporté sus gritos al final, y corrí con mi nana mientras se escucharon golpes en la mesa de madera-
-¿Le dijiste a alguien?-
-Mi nana me pidió que me callara y con sus brazos me acurruco tiernamente hasta que quedé dormida-
-Wow! interesante, ¿Quieres continuar tu Lía?-
-No... todavía no tengo energías, sigue tú Roderika-
-Bueno, esto es sacado de mi imaginación y será un poco más largo que lo tuyo Ágata-
-¡Qué emoción!-
-Me imaginé un lugar lleno de rosas, con una refrescante brisa y un lugar para tomar el té...-
-¿Enserio?-
-Sí, vestidos color tinto, azul turquesa, verde esmeralda...-
-¿No pudiera ser uno Rosa para mí? [coff, coff] Rosa con encajes tintos-
-Bueno pequeña Lía a fin de cuentas tu eres la consentida-
-Gracias Roderika-
-Bueno, como decía nuestros vestidos eran tipo victorianos, era un lugar de ensueño, ustedes dos estaban jugando, brincando, mientras yo ponía la mesa para nosotras-
-¡Increíble!, Roderika... Lía se está durmiendo-
-Déjala descansar un poco, las terapias la tienen fatigada-
-Sigo despierta, solo que quiero reposar, lo que voy a platicar es un poco complicado-
-Bueno, continuo, era un día en el que la brisa estaba deliciosa, el sol no estaba tan fuerte y el viento soplaba tan dulcemente nuestros cabellos. ¡Imagina el paraíso de dicho paisaje!-
-¡Sí! Ojalá pudiéramos compartir ese momento, pequeña Lía, recupérate pronto-
-Creo que es turno de Lía-
-Sueños disfrazados de pasión, tristemente he podido transformarlos en peces y ponerlos en esa pecera que se encuentra en mi cabecera. ¿Ven ese mar?-
-¿Cual mar Lía?-
-Ese mar esta repleto de un oscuro color tinto, repleto de cristales que con el tiempo han tomado forma, ya no tienen filo, han sido desgarrados por la marea continua que por destino tiene que pasar, he estado en este mar cuando pintaba un color verde esmeralda, que incitaba a la inocencia, ¿Cuanto tiempo habrá pasado para que este mar dejara su color original? Al verlo mis manos tiemblan, mi temperatura se eleva y me provoca excitación-
-Lía Basta, te estás agitando-
-Ágata, llama a la enfermera-
-He dejado en esta vida a esos peces, esos cristales repletos de amor pero aún la vista cansada de aquella anciana con hebras doradas me martiriza en mi lecho de muerte pidiéndome a gritos que cierre los ojos y que deje que mi mar se purifique-
-Roderika, no llega ¿Qué le pasa?-
-¡Déjala Ágata! deja que hable un poco más-
-Aquel día me encontré con ese pequeño duende que me llamaba de una manera particular, me pedía que alzara el mentón y en eso me dice -Aprende a usar tus fichas de ajedrez, cuanto más anticipes al oponente, más sabrás como mandar a tus criados al frente ¿Qué si morirán? ¡Claro! pero ¿Acaso no es conveniente mientras tu como "Rey" Eres quien manda y quien debe ser protegido por siempre?- me dijo aquel pícaro duende y cuanto más me hablaba más me convencía de ello -¡Espera!-escuché a lo lejos una voz, miré y su silueta era de una diosa, tenía un cabello largo que llegaba hasta su sincera cintura, su cadera hábil me recordaba aquel cuerpo femenino que me atrajo alguna vez, tenia unos pechos firmes, de verdad una silueta envidiable yo diría la mujer más bella que haya visto en mi vida. A diferencia del duende, su rostro era terso y suave al tacto sus ojos eran grandes y su sonrisa era muy tierna –¿Sabes por qué no haz crecido aún?, por qué haz consumido las almas de aquellos que no entienden tu existencia pero entras a sus hogares como si te pertenecieran- y abrazándome me susurro –Jamás te apartes de mi lado, por qué te amo como nadie he amado, pequeña mía- Tus tiernas manos rodearon mi rostro y sus labios tocaron los míos, qué sensación tan pacífica y tranquila tenía en ese encuentro pero mientras pasó alguien y la apuñaló por la espalda, al parecer el duende tenía a una compañera oscura, con unos ojos brillantes y con una sonrisa sinsentido… su mirada estaba perdida y su sonrisa no se movía de su rostro –Sí ella no es mía, no lo será tampoco para ti- señaló el duende mientras le rasgaba la blusa que llevaba pegada a su tersa espalda.
-Lía descansa por favor-
-Niñas, necesito que se salgan del cuarto-
-No enfermera, necesito que me escuchen, es la regla final-
-Roderika, ¿Le haremos caso?-
-Mira su rostro Ágata, sus ojos reflejan necesidad, llora por que quiere que la escuchemos hasta el final, me duele y mi corazón se rompe, pero es justo cumplir su última voluntad-
-En ese momento cayó sobre mis piernas, la acurruqué ante la impotencia y se despidió diciendo –Júrame que, así como yo, morirás siempre ante la verdad del alma, que los espejos sean solo eso y que el arcoíris esté repleto de tatuajes de espirales todos llenos de esperanza- Lloré al ver que la única persona que amaba se murió en mis brazos-
-Lía por favor tranquilízate-
-Este mundo no es lo que he esperado, más sin embargo no quiero morir sin decir un te amo, sin que sepa cuanto lo amé y cuanto estará en mi corazón, que probablemente los turbios instantes de ironía me hacen decir mentiras, por qué al final de cuentas, son instantes turbios, Por favor, si muero ahora, quiero que te enteres de mi amor por ti-
-¿A quién le habla?-
-Yo que sé Ágata-
-No te preocupes ahora, estaré contigo con alas de azúcar con olor a fresa, y cada que su estela se aparezca frente a ti, sabrás cuanto te amé, deseo eternamente seas feliz.
Te amo.
interesante!!! sigue asi, esto ultimo si que suena mas bizarro!!!
Salute!!!!
hey por cierto checa mi nuevo blog: http://universeobjetiva.blogspot.com/